27
agosto 2015
La lucha contra el Alzheimer rejuvenece
Ángeles López
Los españoles vivimos mucho, pero los últimos años de
la vida van acompañados de patologías que merman la calidad del día a día.
Un estudio
publicado en
Aunque este trastorno se sitúa en el puesto número cinco del listado de los 10 problemas que más deterioran la calidad de vida de los españoles, en los últimos años ha irrumpido en el decálogo de patologías de los varones, cuando antes sólo estaba en el de las mujeres. Seguramente tenga que ver con el hecho de que los hombres, entre 1990 y 2013, han aumentado su esperanza de vida 5,7 años frente a los 3,8, de las españolas, aunque ellas siguen viviendo más: 84,4 años frente a 79.
El estudio,
realizado por un consorcio internacional de investigadores que trabaja en el
análisis de
«No es
suficiente para los españoles vivir más, queremos tener vidas más largas pero
también más saludables. Identificando las enfermedades que causan la mayor
pérdida de salud, seremos capaces de diseñar intervenciones que aborden con
mayor eficacia estas dolencias», explica Alberto Ortiz, vicedecano
de Investigación en la Facultad de Medicina de
Aunque esta
patología no está a la cabeza en el decálogo de las que más afectan a los
españoles, como es la cardiopatía isquémica o el
cáncer, «el problema del Alzheimer es que el número
de casos sube exponencialmente. Hay que tener en cuenta que el mayor riesgo es
el envejecimiento y cada vez tardamos más en morirnos, esto hace que aumente el
problema y que cada vez suponga un mayor coste a
A pesar de esa
incertidumbre, hay una línea común entre las últimas investigaciones: se
persigue actuar antes. «La necesidad de pacientes y familiares es que se
modifique el curso evolutivo de la enfermedad, para ello creemos que es
necesario tratar antes. Lo mismo ocurre con
Porque, como reconoce Ávila, «ahora estamos empezando a relacionar unas cosas con otras, por ejemplo, la enfermedad cardiovascular con el Alzheimer, y los procesos inflamatorios con ésta y otras demencias», procesos (enfermedad cardiaca e inflamatoria) que se inician mucho antes de lo que lo hace el Alzheimer, por lo menos del momento en que aparecen los síntomas.
Pistas
Por este motivo, tan importante como encontrar un tratamiento es identificar marcadores del inicio del proceso que deriva en este trastorno. «En el Alzheimer se produce un depósito dañino del péptido beta amiloide [denominado comúnmente placas] y una hiperfosforilación de las proteínas Tau [que forman los llamados ovillos]. Muchas personas con 60 años empiezan a tener estas alteraciones pero se mueren sin sufrir Alzheimer. ¿Cuáles son las alteraciones de los circuitos cerebrales para dar lugar a este trastorno? No las conocemos bien, aunque ya vamos sabiendo algunas cosas. Somos un ejército estudiando esto. Hay miles de trabajos, pero todavía no disponemos de recursos suficientes», explica Javier de Felipe, neurobiólogo del CSIC.
«Se ha comprobado que 20 años antes de que aparezca la enfermedad ya se forman las placas características en el cerebro y entre cinco y 10 años antes, los ovillos. La muerte neuronal también se da antes de que aparezca el Alzheimer. Quizás por esto los fármacos usados hasta ahora han fracasado, porque se empieza tarde, o tal vez porque haya otra causa distinta. Nosotros estamos buscando la fase asintomática, el punto cero, para que esa persona con vida normal empiece a hacer algún tipo de tratamiento precoz que evite los síntomas o su deterioro», aclara Ávila.
Para detectar
los factores de riesgo e indicadores de la fase que precede a la enfermedad,
con la intención de prevenirla,
La madre de Pedro, una mujer activa y empresaria de una explotación platanera, fue diagnosticada a los 72 años de Alzheimer. Ahora con 85, ya no reconoce a ninguno de sus cinco hijos ni a sus nietos. «Mi madre era muy cariñosa, pero ahora está desconectada. Es una enfermedad tremenda para el enfermo y muy larga. Si estudios como éste en el que participo sirven para retrasar los síntomas uno o dos años, ya serían válidos, porque ese tiempo es muy valioso para el paciente y la familia».
Esta no es la única investigación española en marcha. Ávila estudia -entre otras muchos aspectos- si se puede frenar el Alzheimer luchando contra las proteínas Tau como si de un agente infeccioso se tratara, «porque esta enfermedad se propaga en el cerebro como una infección». Por su parte, De Felipe busca conocer las alteraciones microscópicas del cerebro y también participa en el Human Brain Project, un proyecto europeo de 10 años de vida y en el que están implicados unos 150 laboratorios. Centros que persiguen la 'zona cero' del Alzheimer.
Demencias sin límites
Las demencias no están perfectamente diferenciadas. «Cuando se las explicamos a pacientes y familiares ponemos el ejemplo de los diagramas de intersecciones. Alzheimer puro se considera que es un 25% de los casos, el resto son mezclas de éste con demencia por acumulación de cuerpos de Lewy o demencias vasculares. También hay casos mixtos de Alzheimer y Parkinson. Por este motivo, no se da un diagnóstico definitivo sino que se habla de probable o posible, porque hasta que no se hace una autopsia no se conoce la afectación real que ha sufrido el paciente», explica Eva Carro, del Grupo de Neurociencia del Instituto de Investigación Hospital 12 de Octubre de Madrid. Casi 47 millones de personas están afectadas por este abanico de trastornos y se estima que en 2050 la cifra casi se duplicará, con 131 millones de casos.
Una enfermedad muy cara
A diferencia
de otros países, España no tiene una política de estado frente al Alzheimer. "En otros países de nuestro entorno hay un
plan sistemático para la detección precoz y la atención crónica, en España
no", explica Mario Riverol, especialista en
Neurología de